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La comprensión normalmente demanda la imposición de un principio y un final para ordenar la experiencia; construir secuencias de acciones, gestos, actitudes y emociones reconocibles, para generar la confianza que nos permite hacernos cargo de la manera en que estamos en el mundo.

Lejos de la representación, y de la mímesis, la pintura ocurre como experiencia del cuerpo que es un artefacto sensible y un dispositivo de percepción al mismo tiempo; y ocurre como una modulación de luz y color en función del espacio, poniendo en marcha presencias, actualizando fuerzas que están más allá de la mirada.

La emergencia de imágenes marca el lugar de la diferencia, trae a colación la manera de vivir nuestros deseos y nuestra hambre, subvierte el estado del cuerpo, concentra los sentidos en un cuerpo que confiere integridad a las sensaciones, y organiza el continuo flujo del sentido que se convierte en lenguaje; la imagen es entonces una instancia de nuestro deseo.

Cada uno de los artistas incluidos en la exposición La imagen es antes deseo, han explorado los recursos de la pintura como forma de vida, y como conocimiento sensible, estesis; han encontrado formas de dar cuenta de la idea y la voluntad que está detrás del dibujo y la pintura. Armando Romero, Boris Viskin, Francisco Larios, Jesús Lugo, y Víctor Rodríguez han sido acreedores al premio de selección de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo en distintas ediciones y, mediante sus obras, es posible observar que la pintura además de su extraordinaria vitalidad, implica una pasión cotidiana que consume.

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